Ante un mundo que está cambiando económica, social y culturalmente ¿Te encuentras realmente listo para analizarlo, afrontarlo y salir avante? ¿O solamente como las veletas tomarás decisiones a cortísimo plazo, sin analizar las repercusiones de éstas a mediano y largo plazo, en función de la dirección del viento?
México es un país de 112.3 millones de habitantes, pero realmente vivimos tres Méxicos formados por: 55 millones del México pobre, 37 millones del México intermedio y 20 millones del México rico. En donde la distribución del PIB por sector productivo se encuentra en: 3.6 por ciento en actividades primarias (agricultura, ganadería, silvicultura y pesca), 34.8 por ciento en actividades secundarias (industria) y 62.10 por ciento en actividades terciarias (comunicaciones, servicios y transportes).
Además de acuerdo con los resultados de la última prueba Pisa, nos encontramos como país en los lugares 46 en lectura, 49 en matemáticas y 51 en ciencias de un total de 65 países medidos.
Vivimos en un país en el que “la cultura del engaño es tan convencional, que parecería lo más normal”, y en realidad no lo es. En donde algunas empresas generan dos o tres diferentes estados financieros, en función de quien se trate o a quienes vayan dirigidos y sobre todo buscando las lagunas que existan dentro del marco legal para realizar el menor pago de impuestos posible.
En donde para algunas empresas es común no pagar a los trabajadores las prestaciones de ley buscando disminuir los costos pero no pensando en la lealtad de los empleados y en sus decisiones a largo plazo. En donde los trabajadores no son considerados como personas sino como “recursos sustituibles”. Empresas en las que no es necesario indicar en donde se encuentran los baños de los trabajadores, solo el olor los guiará, mientras que los servicios sanitarios de los ejecutivos están limpios, con espejos relucientes y jabones perfumados.
Un México en el que cada día existen más hogares disfuncionales, en el que es necesario que ambos padres trabajen, dejando la crianza de los hijos a una tercera persona que no necesariamente es un familiar cercano. En donde cinco de cada 10 mujeres trabajan. Entre los 20 y los 40 años 7 de cada diez mujeres trabajan, y están en la edad de crianza de los hijos. En donde los hogares con jefatura femenina ha aumentado considerablemente sin apoyo de los hombres, pero las mujeres ganan en promedio 30% menos de ingreso que los hombres por el mismo trabajo desarrollado.
Algunas empresas trabajan con un doble mensaje o doble moral: la búsqueda del posicionamiento del mercado formal y al mismo tiempo el desarrollo del mercado informal, con la excusa de que es ahí en este último donde pueden obtener un mayor beneficio para sus mermas o la obtención de utilidades no declaradas.
Solo faltaría agregar el tema de la inseguridad; tanto social como de inversión, para poner la cereza del pastel.
Cabría preguntarnos: México es un país grande, que durante a lo largo de su historia lo ha demostrado. En donde su gente, gente buena y honesta, trabaja día a día, momento a momento para el beneficio de sus familias, de su colonia, de su estado y su país.
El empresario, el buen empresario, reconoce ante todo el valor de la persona, se preocupa por su propia dignidad y la de su gente. Es consciente de sus actos y los lleva a cabo con toda diligencia y profesionalismo. Tiene clara su responsabilidad social y no la evade con una supuesta afectación a los costos, ni la simula en acciones aisladas.
El mercado no se gana solamente por una gran estrategia comercial, se obtiene porque se piensa en el cliente como persona, en qué necesita la persona para comprar nuestro producto o servicio.
Las mejores condiciones de operación se logran al considerar a los trabajadores como personas, con necesidades, habilidades y grandes talentos y no solamente como un engranaje del sistema productivo.
Las empresas mexicanas lo tienen todo para poder competir en cualquier lugar: talento, esfuerzo, creatividad, etc. Sin embargo en ocasiones se nos olvida que somos personas y tratamos con iguales.
Los empresarios con éxito y visión reconocen que sus decisiones a corto plazo repercutirán en el mediano y largo plazo en su compañía, en las personas, en sus trabajadores, en sus clientes, en sus proveedores, en su familia…en México.