Las organizaciones se mueven a través de sus colaboradores, pero buena parte del desempeño y productividad de ellos depende del liderazgo que hay en las empresas, por lo que es de suma importancia que comencemos a implantar conductas de liderazgo efectivo que promuevan la participación e inclusión de los colaboradores en el día a día.
En un entorno cada vez más globalizado y en donde la tecnología ha generado ventajas competitivas para las compañías, es necesario que los equipos directivos puedan entender y gestionar herramientas de liderazgo, así como ser capaces de buscar, captar y capitalizar el mejor talento y, por supuesto, retenerlo.
Que un colaborador le sea fiel a la empresa y tenga un compromiso con ella genera las condiciones para incrementar la productividad en los sitios de trabajo, ya que de esta manera la persona logra proyectar su satisfacción y motivación. Por lo anterior, el adoptar mejores prácticas que incentiven el crecimiento, la capacitación y el entendimiento entre jefe y colaborador suma a crear un ecosistema de cooperación y reciprocidad.
Sin duda, son muchas las lecciones y experiencias sobre el aumento en la productividad laboral, pero la práctica que mejor se adapta a todo tipo de organización, y por supuesto da resultados, es aquella en donde el líder se involucra, se preocupa por el bienestar de sus colaboradores, los impulsa y, sobre todo, los motiva a ser mejores. Por ello, en nuestra institución siempre buscamos formar liderazgos que aprovechen las oportunidades y, en especial, que hagan de todo cambio una oportunidad para mejorar.
Las grandes organizaciones salen a flote gracias al talento de su capital humano, y hoy más que nunca necesitamos que los colaboradores tengan un verdadero sentido de pertenencia. Impulsemos mejores prácticas y hagamos de nuestras empresas un mejor lugar para el desarrollo de nuestros colaboradores.