Desde pequeña siempre me gustó el tema de las empresas. La idea de poder ser el Iron Man que nos mostraban en las películas, ese empresario exitoso que con su tecnología tenía superpoderes que salvaban al mundo, me parecía de lo más tentadora. Conforme fui creciendo, me di cuenta de que los empresarios no se parecían en nada a las películas: no nacía una simple idea o una oportunidad con tecnología extraterrestre que automáticamente los convertía en ricos, exitosos y superhéroes. Los empresarios del mundo real se enfrentan a problemáticas más complejas, como la política, la competencia, la corrupción, la economía, la sociedad. Factores que se iban identificando conforme crecíamos. 

Cuando llegué a la universidad, me topé con una de las cosas que me causó más conflicto que todas las problemáticas antes mencionadas. Era la frase “en México no se puede”, una expresión dicha por maestros, alumnos, familiares. Una de las frases más comunes que las personas ni siquiera analizamos; simplemente la dejamos pasar porque estamos todos de acuerdo en que para poder funcionar, hay que salir de México o hay que tener un golpe de suerte. 

Los jóvenes podemos, pero hay un camino largo por recorrer. Primero que nada, evitando el conformismo. Estamos en una época donde a pesar de las situaciones y problemáticas tan grandes que existen, no nos falta mucho: tenemos suficiente información al alcance de la mano, todo es accesible, todo parece simple, y esto provoca que no veamos más allá de nuestra nariz sobre lo que sucede alrededor y sobre cómo actuar para resolverlo. 

Después de abandonar nuestra zona de confort, hay que entender qué es realmente el emprendimiento. Una de las cosas por las que pareciera que el emprendimiento no sirve para nada es porque dentro de la ignorancia y la zona de conformismo, los jóvenes mal informados hemos creído que emprender es hacer el próximo Amazon, Uber, Facebook. No hemos entendido que el mundo no necesita más aplicaciones de ventas o nuevas redes sociales; el mundo requiere cambios verdaderos, soluciones para la contaminación, para el hambre, para la inseguridad. Los jóvenes debemos ser emprendedores, pero no esperando imitar a los grandes simulando sus soluciones, sino generando nuevas oportunidades que mejoren el mundo y comprometiéndonos con estas causas y objetivos reales. Ese es el secreto para lograr el éxito en cualquier momento como emprendedor. 

Debemos informarnos más. Los jóvenes dedicamos aproximadamente cinco horas diarias frente a la pantalla del celular; el 90% de ese tiempo se utiliza para divagar en redes sociales o en ocio, y aun así somos la generación más desinformada. Esto se debe a que la información de la que nos saturamos todo el tiempo es información malformada o manipulada. Los jóvenes ya no investigamos, ya no leemos medios de comunicación confiables, no vemos noticias, no leemos el periódico; nuestras fuentes de información son nuestros mismos contactos y páginas de las redes sociales que comparten el mundo desde lo que está en su cara de la moneda. La importancia de aprender a informarnos es que en el momento de tomar decisiones cruciales en la vida y en nuestro país, sabremos cómo actuar y qué será más adecuado y conveniente.

Junto con la información, los jóvenes debemos empezar a involucrarnos más en la política, y no haciendo memes y posteando sobre ella, sino comprometiéndonos de verdad: tener participación ciudadana; saber qué hacen nuestros regidores, nuestros diputados, incluso nuestro presidente; saber qué leyes, reformas y decisiones se toman todos los días en México nos podrá ayudar a entender que el poder del país no esta en sus gobernantes, sino en su pueblo preparado.

Los jóvenes debemos capacitarnos, y no solamente con la escuela: el sistema educativo de México es insuficiente para emprender y enfrentarnos a las problemáticas reales del mundo, y lo ha dejado en claro. Para poder hacer el cambio que todos exigimos y poder lograr nuestras metas, necesitamos prepararnos en temas de inteligencia financiera, inteligencia emocional, liderazgo, innovación, creatividad; aprender sobre trabajo en equipo; concientizarnos en los valores y en el humanismo. Cosas básicas que nos ayudarán a emprender de manera adecuada y a poder mantenernos en el camino hacia la meta.

Acercarnos a personas o espacios que nos impulsen o nos orienten en nuestros caminos siempre nos podrá ayudar a llegar más fácilmente. Hay que recordar que muchos ya pasaron por donde estamos, y lo consiguieron. Es cuestión de aprender a pedir ayuda a quien la pueda brindar.

Por último, para poder lograr el “en México se puede”, necesitamos cambiar el discurso, dejar de decirnos entre nosotros que no se puede, dejar de decirles a los que nos siguen que no se puede, dejar de creernos que no se puede, y empezar a demostrar que

SÍ se puede y que estamos trabajando en el cambio.

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