En la búsqueda de cómo gestionar la complejidad, las empresas de todos los tamaños replantean sus estrategias según se perciben cambios en el mercado, en algunos casos varias veces en el mismo año. Deben hacerlo si quieren permanecer en el mercado.
Hace 25 años, en su rol de consultor de empresa, Marcos Cristal buscó ideas innovadoras para generar aprendizaje y mejorar los resultados de las organizaciones. Así tuvo oportunidad de experimentar el maravilloso mundo de lo lúdico aplicado a los negocios. Con ayuda de prestigiados profesores universitarios, empezó a desarrollar juegos y simuladores usados por empresas líderes mundiales, universidades y consultorías en quince países y diferentes idiomas. De esto va el libro Inteligencia lúdica, nueva publicación de LID Editorial.
“Para definir una estrategia se debe de entender a qué juego jugamos”. Las organizaciones por lo general enfocan sus esfuerzos en ganar un juego infinito pero sus acciones apuntan hacia un juego finito; aquí empiezan las discrepancias, y a mitad del camino ya no saben por qué no están alcanzando sus metas. En esta lid hay datos que demuestran que los caminos lineales no siempre llevan al resultado buscado y que, por el contrario, permitirse explorar caminos indirectos, a veces sinuosos, más lúdicos y creativos puede llevar rápidamente a obtener resultados positivos.
No se trata de no planificar ni de caer en un mundo de improvisación. Se busca ayudar a entender que en un entorno complejo y cambiante, lo importante es romper con la rigidez de los planes y objetivos y generar un diálogo permanente entre pensamiento estratégico (lúdico) y lo que se ejecuta como un plan más rígido cuando las circunstancias así lo demandan.
Aprender-hacer-innovar en forma conjunta es lo que ocurre en los entornos lúdicos. El autor comenta que si se revisa cómo nacieron Internet, Wikipedia y la mayoría de las startups, se puede confirmar que su gestación y crecimiento tuvieron que ver más con una inteligencia y actitud lúdicas que con planes premeditados, rígidos y absolutos.
Empresas que se han abierto a la prueba, al error, al riesgo, a “jugar con ideas” y a poner más foco en la implementación y experimentación de ideas están llamando la atención de personas que buscan trabajar en donde puedan desarrollar sus aptitudes creativas. En la persecución de trascendencia, las nuevas generaciones buscan explorar ideas, desplegar su creatividad y adueñarse de los proyectos.
No es casual que se haya puesto de moda hablar de game changers, algo que el autor asocia a una inteligencia y una actitud lúdicas, directamente vinculadas a los dos lados de esta ecuación: games y changers. Este texto, inspirador, innovador y práctico, propone tomarse lo lúdico muy en serio, como uno de los enfoques más efectivos para navegar en la complejidad de los negocios y las organizaciones.
Con el libro Inteligencia lúdica, más que un tratado cerrado, el autor invita a participar de un diálogo, de un juego vivo y en construcción que nos permita a todos practicar, intercambiar ideas y experiencias sobre cómo pensar en un entorno cambiante y complejo al que nos tenemos que enfrentar constantemente. El objetivo será crecer y contribuir a que seamos mejores personas, mejores organizaciones y a que tengamos un mundo mejor.