De esto se deriva un estado de ánimo que puede ser influenciado de manera positiva en una organización cuando la filosofía de esta se alinea con el desarrollo de las personas que trabajan en ella y con la ayuda para que descubran sus talentos y logren sus ideales.
Basta con poner en práctica en la dinámica del trabajo todo aquello que es importante para la persona, destacando los elementos naturales que el ser humano aprecia y valora, como, por ejemplo, la familia, el desarrollo profesional, la relación entre bienestar y salud, la estabilidad laboral, las relaciones interpersonales, etc.
Aquí el dinero no tiene mucho que ver con la satisfacción; tampoco el trabajar más duro para sentirse feliz. Simplemente, poder desempeñar actividades de impacto y que representen mayores retos y, en consecuencia, la sensación de logro en un ambiente competitivo.
El resultado de la fórmula se complementa descubriendo lo que a la persona le gusta y en lo que encuentra un sentido de realización: aquello que disfruta haciendo y que implica tener un grado de motivación con una aportación de alto valor para sí misma y para los demás, mientras que para la organización este resultado es exponencial, ya que se refleja de manera inmediata y directa en la productividad, la lealtad, el compromiso, la colaboración y el alto rendimiento.
Los profesionales valoran que su proyecto personal y profesional se pueda desarrollar en un determinado propósito empresarial, así que la época generacional del hoy busca, precisamente, la felicidad en el trabajo, que quiere decir encontrar ese lugar para trabajar que proporcione las siete garantías en factores emocionales de la vida de una persona:
- Vivencia de valores y prácticas éticas
- Existencia continua de retos
- Mecanismos claros para su crecimiento
- Libertad de crear, innovar y reinventar
- Flexibilidad de condiciones de trabajo que le permitan cubrir necesidades (físicas, sociales, intelectuales, espirituales)
- Sintonía con el jefe, evitando la mayor causa de desvinculación
- Cultura y ambiente cuyas prácticas promuevan la transparencia, equidad y justicia
Organizaciones mexicanas como CompuSoluciones, que se destacan por ser de las mejores empresas para trabajar y que promueven a través de su cultura el equilibrio integral de las personas, van incentivando la innovación e implantación de nuevas prácticas que surgen precisamente de sus propios colaboradores. La interacción entre las diferentes generaciones también enriquece la madurez del ambiente. Como reto, continúa el seguir construyendo el bienestar social y la productividad, lo que da como resultado que la organización sea reconocida en el ámbito laboral.
La combinación de una cultura que promueve el desarrollo profesional y los buenos hábitos personales, que además se viven en los recintos laborales, da como resultado personas más felices por lo que son y por lo que hacen. En esta parte se incluyen las relaciones sociales, el deporte, la alimentación, la administración del tiempo y el intelecto.
Desde el momento que se crea, toda organización está vinculada a una responsabilidad social; no debe verse aislada de la evolución misma del ser humano y su entorno, ni es posible que lo esté. Este es el principio de una necesidad por equilibrar el concepto vida-trabajo.