Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), la productividad laboral puede dividirse en dos; en el caso de los sectores que generan bienes,  la productividad es la relación entre el valor de la cantidad producida y la cantidad de recursos utilizados en el proceso de producción. Para las actividades terciarias, la productividad guarda relación con los ingresos obtenidos a través de los factores de producción.

La productividad laboral puede calcularse mediante la relación entre la producción obtenida y el trabajo aplicado en determinado tiempo dentro del proceso de producción. Este cálculo puede utilizarse para medir el rendimiento de una entidad.

Mientras la producción sea mayor que el trabajo incorporado, la productividad laboral también lo será; esto traerá beneficios a las unidades económicas, ya que estarán optimizando recursos al momento de producir. Es decir, harán más con menos, y el trabajo será eficiente.

Es importante que las empresas conozcan su productividad laboral a través del rendimiento de sus trabajadores, y utilicen esta como una variable óptima para compararse con la competencia. Si una empresa tiene una alta productividad laboral, podrá lograr incrementar sus ingresos y, en consecuencia, los salarios, esto sin ejercer presiones en sus precios.

Un estudio realizado por el Centro de Investigación para el Desarrollo, A. C. (CIDAC) especifica que la productividad de un mexicano es de alrededor del 19 por ciento de la de un trabajador irlandés, 23 por ciento de la de un francés, y un tercio de la productividad de un español. De lo anterior se deriva que, por ejemplo, para el caso de Irlanda, ¡se necesitan cinco mexicanos para igualar la producción de un solo irlandés!

De los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), México se ubica en los últimos lugares en cuanto al crecimiento de la productividad y el ingreso per cápita.

Según datos de esta misma organización, si comparamos a México con otros países como Alemania, Corea del Sur, Japón, entre otros, en el periodo de 1991 a 2009, mientras que los demás países presentan una tendencia a la alza en la tasa de crecimiento de la productividad laboral, México se encuentra con tasas de crecimiento muy cercanas a cero, y en algunos casos negativas.

En el plano estatal, Jalisco es de los estados que tienen mayor productividad, sobre todo en el sector de manufacturas y construcción, seguido por el comercio al por mayor.

La baja productividad es sinónimo de una economía que no es sana, por lo que debemos entender la importancia de incrementar la productividad mexicana en la dinámica actual, en donde la innovación y las tecnologías de la información avanzan constantemente junto con la globalización.

Para que una organización pueda elevar su productividad laboral, es necesario que esté integrada por colaboradores con los perfiles idóneos, y, además, que la institución los capacite para que se mantengan en constante innovación. Sin duda, esta inversión en capital humano es fundamental para que las organizaciones sigan funcionando y puedan cosechar sus frutos.

La productividad es una importante herramienta para el crecimiento económico, y el punto de partida para una economía más sana. Invitamos a los empresarios a que estén alertas ante esta variable y conjunten sus esfuerzos para elevar su productividad, debido a que es un aspecto esencial para ser competitivos.

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Analista económica de Coparmex Jalisco

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