Hoy en día se habla mucho del trabajo colaborativo, en donde se promueve que un pequeño equipo de trabajo pueda lograr metas en común.
El trabajo colaborativo se puede definir como las aportaciones que hace una persona a sus compañeros en cuanto a experiencias, comentarios, sugerencias y reflexiones sobre el trabajo que ha desarrollado cada miembro del equipo, y la contribución en el mismo sentido por parte de los compañeros de equipo.
Esta forma de trabajar, en la que todos los participantes son responsables de las metas, es la más asertiva para cualquier tipo de organización.
Se considera que una empresa puede tener mayor éxito si los empleados manejan un esquema de trabajo flexible y colaborativo. En una reciente encuesta realizada por Kelly Services (KGWI 2016), se menciona que en los millenials, la generación con mayor presencia en el mercado laboral, destaca un deseo por encima del promedio de trabajar en un entorno colaborativo. Con la actual escasez de talento calificado en muchas industrias, es importante que los empleadores entiendan que el ambiente de trabajo colaborativo es posible y puede convertirse en una oportunidad estratégica para fomentar el compromiso del trabajador y captar una ventaja competitiva.
Ante los nuevos retos demográficos y macroeconómicos, la visión del empresario en ocasiones puede nublarse por mantener un crecimiento constante y positivo de la organización, y esto puede dificultar el plan estratégico de crecimiento y productividad de la compañía.
Como parte de los resultados que se arrojan en la encuesta, se menciona que el talento está en busca tanto de un mayor control y propiedad sobre el diseño de la vida laboral como de las organizaciones que lo ayudarán a lograrlo y con las que querrá colaborar.
Para obtener una ventaja competitiva, los empleadores deben crear un ambiente de trabajo de colaboración e innovación y dar luz verde para que los trabajadores muestren sus habilidades, lo que podría conducir a una mayor capacidad para atraer nuevos talentos. En la actualidad, los empleadores tienen que invertir en el talento más valioso, que son probablemente los individuos más ágiles y preparados para avanzar a la siguiente oportunidad.
El activo más preciado con el que puede contar una empresa hoy en día es el capital humano; por ello, conocer sus necesidades, retos y compromisos es una obligación de las organizaciones.