Sin duda un pilar clave para la consolidación de más empresas es la certidumbre y la confianza, la cual se construye a través del respeto al Estado de derecho, el establecimiento de leyes claras, apoyo a la innovación y el emprendimiento y, por supuesto, con el trabajo colaborativo y apertura por parte del sector público, que debe estar dispuesto a escuchar la diversidad de puntos de vista de quienes conformamos nuestro país y entender que para avanzar se debe incluir a todas las voces.
Sin embargo, a poco más de un año de que comenzó la Administración federal y recién concluido el 2019, quedan aún retos por resolver, comenzando por la polarización que día a día se acentúa en las redes sociales y en los pasillos de cualquier institución, ya sea pública o privada, que lejos de sumar a la paz y desarrollo, alienta la división y la violencia que ya de por sí hizo de 2019 el año más violento desde que se tiene registro, situación que afectó no solo el ritmo de vida de los ciudadanos sino también a las empresas de México. La mayor parte de ellas tuvieron que modificar sus dinámicas productivas debido a los incrementos en la inseguridad, tal como lo señala el indicador Más Seguridad de Data Coparmex con corte al mes de noviembre, en donde 64.5 % de los encuestados respondieron que habían sido víctimas de algún tipo de delito en su persona o patrimonio.
Adicional a ello, los ajustes en la legislación fiscal que entrarán en vigor a partir de 2020 originarán áreas de riesgo para las operaciones de las empresas y castigarán a quienes promueven el desarrollo y la generación de empleo.
La suma de estas acciones repercute de manera directa en la competitividad con decisiones como la cancelación de proyectos estratégicos, recorte presupuestal y cancelación de áreas que promueven el desarrollo económico. Podría continuar con una larga lista; sin embargo, el papel del sector empresarial no debe de ser de queja constante sino de señalamiento pero siempre acompañado de proposición y diálogo para la resolución de los problemas públicos, tema en el cual nuestra institución se ha distinguido al recordar que antes de ser empresarios somos ciudadanos comprometidos con nuestro entorno.
En este sentido, reconozco el trabajo de quienes día a día apuestan por México, que confían y que quieren un mejor futuro para las próximas generaciones; a esos empresarios y colaboradores quienes juntos hacen la empresa, mi más sincero reconocimiento y admiración.
En este 2020 Coparmex continuará por la ruta de acción que ha emprendido, buscando tender puentes de colaboración con el Gobierno, con la sociedad organizada, con la academia y, sobre todo, con nuestros colaboradores, base de nuestras empresas. Los retos son grandes, pero es tiempo de reinventarnos de forma tal que hagamos de esos cambios una oportunidad para mejorar y juntos construir un gran proyecto llamado México.
Les deseo un excelente inicio de año.