Hoy en día, las empresas requieren talento capacitado para crear valor dentro de ellas, para ser competitivas y capitalizar las oportunidades que el entorno global genera.
La inquietud generalizada de las organizaciones es la falta de talento, lo cual es una barrera para el éxito de las empresas, y debilita la oferta y el acceso al empleo. Existen jóvenes preparados dispuestos a aprender y a crecer dentro de las empresas. Sin embargo, hay en el mundo cerca de 73 millones de jóvenes desempleados. Si bien es cierto que los empleadores están buscando incluir a los jóvenes en las organizaciones, existen algunos factores que impiden su incorporación.
En primer lugar, la percepción de la discriminación laboral, principalmente relacionada con la edad de los candidatos; 38 por ciento de ellos han sentido discriminación por este motivo al momento de solicitar un trabajo. Un 60 por ciento considera la falta de experiencia como otro motivo de discriminación; 7 por ciento percibe que es por falta de conocimientos, y 7 por ciento, por apariencia física. Cabe destacar que 27 por ciento de las mujeres jóvenes percibieron discriminación por falta de conocimientos al ser contratadas, en contraste con 8 por ciento de los hombres.
En segundo lugar, las empresas consideran que existen algunas desventajas al contratar a personas jóvenes: falta de madurez (50 por ciento), falta de experiencia (44 por ciento) y falta de compromiso (39 por ciento), lo cual es paradójico considerando que un joven podrá generar experiencia trabajando y se comprometerá con la empresa al ser parte de ella.
En tercer lugar, 57 por ciento de las ofertas laborales a las que aplicaron los jóvenes resultaron en un rechazo por parte de la empresa. Solo el 19 por ciento de los candidatos fueron informados por parte de la organización sobre las razones por las cuales no fue contratado.
En este marco, existen barreras para incluir a los jóvenes al mundo laboral; sin embargo, las organizaciones están interesadas en contratar talento joven; 51 por ciento de ellas cuenta con programas formales para contratar jóvenes y apoyarlos para iniciar su vida laboral y adquirir experiencia. Por su parte, los jóvenes mantienen gran interés en programas de prácticas profesionales o como becarios: 76 por ciento de ellos considera que quien participa en un programa de este tipo tiene mayor oportunidad de obtener un empleo. Asimismo, 28 por ciento de las empresas manifiesta que más del 50 por ciento de sus contrataciones de los últimos dos años han sido jóvenes. Y para el 92 por ciento de las organizaciones que cuentan con programas para contratar jóvenes, la experiencia en dichos programas fue considerada positiva. Asimismo, unas de las ventajas de la contratación de estos colaboradores han sido la disposición de aprender, aportar ideas frescas y la motivación y entusiasmo para llevar a cabo su trabajo, lo cual es atractivo para la empresa en aras de fomentar ambientes de innovación y diversidad.
Las empresas buscan desarrollar, promover y mantener a la gente clave. De esta manera, el paradigma actual describe que las generaciones jóvenes difícilmente se comprometen con la organización, buscan esquemas de flexibilidad, libertad para realizar el trabajo, no respetan jerarquías, valoran una actividad interesante, y la posibilidad de una oportunidad internacional los motiva. Lo anterior repercute en la manera de atraer al talento joven y en el estilo de trabajo de las empresas. Por lo tanto, los jóvenes esperarían que ellas repensaran sus modelos de trabajo adecuándose a sus intereses profesionales, lo que los hará comprometerse con la organización.
En la actualidad, las empresas ofrecen al talento joven que inicia su trayectoria profesional aprendizaje continuo, retos profesionales y buen ambiente de trabajo. Por su parte, los jóvenes demandan de las empresas salario competitivo, oportunidades de entrenamiento y aprendizaje continuo.
Es evidente que existen coincidencias en estos factores, pero la importancia que cada uno les otorga es distinta. Se infiere que estas desigualdades hacen compleja la relación laboral, dificultan el compromiso y la permanencia por más de cinco años y, por ende, el interés por invertir en estos talentos. El 95 por ciento de los jóvenes se comprometerían con una organización por más de cinco años si la empresa les ofreciera salarios competitivos, aprendizaje continuo, buen ambiente de trabajo, prestaciones y retos profesionales.
El tema del compromiso resulta complejo; implica diversas variables, como las expectativas y motivaciones de las personas, los acuerdos escritos y no escritos, entre otros. Sin embargo, solo 27 por ciento de los jóvenes muestra disposición a permanecer en su actual trabajo, ya que no ha aplicado a ninguna oferta laboral en el último año. El 73 por ciento de los jóvenes que trabajan se encuentra en búsqueda activa de otro empleo. Además, únicamente 58 por ciento de las organizaciones cuenta con planes de carrera para el personal joven. Esto representa una alerta para las organizaciones que desean promover el compromiso del talento. Asimismo, los sistemas de flexibilidad laboral (home office, trabajo remoto y horarios flexibles) son esquemas que las empresas consideran poco atractivos para ofrecer al personal, y los jóvenes los perciben poco importantes como medio para comprometerse con la organización, a diferencia de lo que estudios anteriores señalaban para atraer y mantener a las nuevas generaciones. Sin embargo, no por esto dejan de ser valiosos para algunos casos, ya que el ofrecimiento de estos esquemas depende de la situación personal del trabajador y del diseño del trabajo.
Cuando se logran alinear las expectativas y los motivadores de las empresas con los de los jóvenes, el resultado es positivo. Las empresas consideran importantes aquellos motivadores que se relacionan con la cultura organizacional, con aspectos profesionales y satisfacción personal. Por su parte, los jóvenes consideran relevantes los motivadores profesionales, de cultura organizacional y aspectos económicos.
Las organizaciones estiman importante formar y preparar a sus colaboradores, porque al invertir en el capital humano mejora la productividad, generando compromiso y satisfacción en la gente. En este marco, la mayoría de las empresas busca colaboradores con competencias y habilidades. Simultáneamente busca que tengan actitudes como sana autonomía, empuje y disposición para afrontar los retos inmersos en el mundo laboral.
De esta manera, la sinergia entre empresas, jóvenes y sociedad será necesaria si se quiere lograr el incremento económico y el crecimiento de las naciones. De los actores involucrados dependerá el desarrollo de una simbiosis que generará efectos positivos para la empresa, la economía y la sociedad.