Un lluvioso 24 de enero de 1975, Vera Brandes salía del “Kölner Operahaus” en la ciudad de Colonia, Alemania. A sus 18 años, estaba en los inicios de su carrera como organizadora de conciertos. Esa noche se llevaría a cabo el 5to concierto de la serie “New Jazz in Cologne”, con el reconocido pianista estadounidense Keith Jarrett.

Para Jarrett, el concierto representaba una de las 24 paradas de su gira de conciertos de Jazz. En estos conciertos el artista se entregaba durante aproximadamente una hora a la creación e improvisación de música en el piano. Era un ejercicio demandante para un pianista que provocaba una experiencia única para la audiencia.

Las poco más de 1,400 entradas al evento se habían vendido, los últimos preparativos se habían realizado y sólo restaba que Jarrett llegara para hacer la revisión final del escenario. Todo apuntaba a que sería una noche mágica para los amantes del Jazz.

Todas las organizaciones pueden beneficiarse de la innovación. Algunos consideran que la innovación se reserva a ciertos puestos de ingeniería o áreas creativas, pero una empresa con una cultura de innovación en su estructura tendrá claros beneficios de competitividad, eficiencia, atracción de talento, adaptabilidad al cambio, satisfacción del cliente, crecimiento y compromiso.

Para lograr esta penetración en la cultura, se debe de premiar la creatividad y tener una tolerancia a las fallas, ya que innovar por definición nos lleva a caminos desconocidos donde la posibilidad de una falla es mayor. Es importante promover la práctica de innovación, alentando a la gente a pensar en cosas nuevas o mejoras posibles, y permitiendo que destinen un espacio de su tiempo a buscar implementar las ideas resultantes.

Muchos cometemos el error de esperar a que tengamos un problema para reunir a las personas y pedirles que ante la situación busquen en un tiempo determinado soluciones innovadoras que podamos aplicar para salir del embrollo. Salvo muy contadas ocasiones, el resultado de estos ejercicios es una mente que se queda en blanco y soluciones poco creativas que nos llevan sólo a repetir e intensificar cosas que se han intentado en el pasado.

No importa a que se dedique una organización, todos podemos aprender algo de lo que vivieron Vera Brandes y Keith Jarrett aquel 24 de enero.

Cuando empezaba a caer la tarde, Keith Jarrett y su productor Manfred Eicher llegaron a Colonia para el concierto. Acababan de manejar 600 kilómetros desde la ciudad de Zurich, Suiza donde habían realizado un concierto la noche anterior. Fueron recibidos por una entusiasta Vera Brandes quien los llevaría a revisar la sala antes de que fueran a cenar para prepararse para el concierto.

Al llegar al escenario, Jarrett se percató que el piano que estaba ahí no era lo que él había solicitado, un piano de cola de concierto. Aunque el piano era de la misma marca que se había pedido, el instrumento que se encontraba en el escenario era un piano de media cola, lo cual no produciría el volumen necesario para una sala del tamaño de la ópera. Mientras Brandes buscaba entender que había sucedido, ya que ella había solicitado explícitamente el piano que Jarrett requería, el artista hacía algunas pruebas con el piano, el cual era un verdadero desastre ya que estaba mal afinado y presentaba problemas en algunas de las escalas.

Por la premura del tiempo, lo único que Brandes pudo conseguir fue que un afinador viniera a revisar y ajustar el piano disponible. No había tiempo de conseguir otro instrumento. Días después del concierto en la bodega de la ópera se encontró el piano solicitado, el equipo encargado de llevarlo al escenario había cometido un error, y Keith Jarrett tendría que utilizar el instrumento que estaba disponible para su concierto.

Decepcionado, Jarrett salió del teatro y se dirigió hacia su auto, no había forma de llevar a cabo el concierto. Desconsolada, Vera Brandes siguió al artista suplicándole que lo intentara. Cancelar el concierto con tan poco tiempo sería un golpe muy duro a la promoción de jazz en Colonia, sentía que el grupo de aficionados que se había formado se disiparía y su credibilidad como organizadora caería a los suelos.

Dicen que Jarrett se conmovió con Brandes, quizá era su juventud o verla llorando bajo la lluvia en las calles de Colonia, pero al final aceptó llevar a cabo el concierto, no sin antes advertirle a Vera que no esperara mucho del evento. Con sólo un par de horas antes de la función, Keith Jarrett se dirigió a un restaurante a cenar para obtener energías antes del concierto, un concierto cuyo pronóstico era poco alentador.

Una empresa que no se reta tiende a caer en la complacencia, en una zona de confort, poco a poco pierde los elementos que le daban las ventajas que la llevaron hasta donde está y empieza a rezagarse. Es común, nos pasa a todos, al vernos en una posición de ventaja queremos defenderla y nos volvemos cautos. Evitamos riesgos que puedan impactar a nuestra organización por el miedo de mostrar debilidad o de perder lo que tenemos, cuando justamente ese tipo de riesgos controlados fue lo que nos llevó a sobresalir.

Si queremos mantener a nuestra organización en el máximo nivel, necesitamos fomentar una actitud de curiosidad, de mejora continua, y de búsqueda activa por la innovación disruptiva. No vamos a apostar todo lo que tenemos en una innovación o proyecto, pero si podemos destinar tiempo y recursos a buscar continuamente idear y experimentar con nuevas soluciones.

Una de las ventajas de contar con una estrategia formal de innovación dentro de nuestra empresa es que podemos experimentar con varios métodos para fomentar la innovación y provocar resultados distintos, todo esto en un ambiente controlado. En el taller de innovación Makiiing de Coparmex, trabajábamos en una de las sesiones con una herramienta conocida como Tarjetas de Lluvia de Ideas, generada por Board of Innovation. En esta sesión se les pedía a los participantes que generaran ideas para resolver un problema planteado tomando en cuenta las restricciones que venían en una tarjeta elegida al azar. El resultado era notorio, las ideas eran completamente distintas cuando se tenían las restricciones que cuando no existían. En muchas ocasiones, tomar en cuenta las restricciones producía soluciones más eficientes. Es como si los equipos de trabajo se enfocan y esfuerzan más cuando existe una restricción a considerar para la solución.

No sé si Keith Jarrett habría estado al tanto de este fenómeno, pero aquella noche en la ciudad de Colonia estaba a punto de experimentarlo en carne propia.

Minutos antes de empezar la función, Jarrett y Eicher contemplaban desde bastidores como iba llegando la gente para el concierto, podían ver el piano de media cola con todos sus defectos y limitaciones en el escenario cuando llegó uno de los técnicos de sonido que habían contratado para preguntarles si arrancaba con la grabación del evento. Las expectativas no eran nada buenas, pero el servicio ya estaba pagado por lo que decidieron seguir adelante con la grabación, quizá podrían encontrar algún uso a esas cintas después.

Llegada la hora, Keith Jarrett salió a escena, se sentó en el piano, y tomo una de las decisiones más importantes que puede tomar una persona ante la adversidad. No podía controlar lo que había sucedido, pero podía controlar la forma en que tocaría su música.

Durante los siguientes 60 minutos, Jarrett se esforzó, se concentró, buscó las secciones del piano que daban el mejor sonido, alteró sus secuencias para sacarle lo mejor al instrumento, presionaba las teclas fuertemente en algunos espacios, entregó ritmos que cubrieran las amplitudes que no podía generar.

Al finalizar la actuación, los espectadores quedaron maravillados con la sesión, clamando al artista. Vera Brandes no podía creer lo que había sucedido, había pasado en el espacio de un día de la ilusión, al miedo, a la resignación y terminado con un éxito total. Seguramente esa noche puso los cimientos para lo que resultaría ser una gran carrera en la que produjo más de 350 álbumes para artistas.

En cuanto a Jarrett, esa noche lo transformó en una leyenda para los amantes del jazz. El disco “The Köln Concert” es hasta la fecha uno de los discos más vendidos de Jazz y la obra más popular del músico.

Nadie puede saber qué hubiera pasado si el piano original hubiera sido entregado tal como se había pedido, pero ese humilde piano de media cola fue protagonista de una de las noches más especiales del jazz al introducir restricciones que forzaron a Keith Jarrett a salirse de su zona de confort e innovar para obtener sonidos que antes no había considerado.

Las organizaciones y las personas pueden obtener grandes beneficios de la innovación, sin embargo, estos no se presentan por azar. Es necesario tener la competencia en lo que se está tratando de lograr y sentirse cómodo con las técnicas de innovación para aspirar a grandes resultados. Keith Jarrett era un gran pianista acostumbrado a improvisar. Nunca es tarde para empezar a practicar, implementa hoy un programa de innovación en tu empresa o acércate a una institución como Coparmex para que te ayude, ya sea con capacitación o a darte una idea de cómo arrancar.

Coparmex Jalisco te invita a compartir tus datos de contacto mediante nuestro formulario adjunto, para poder comunicarnos contigo y poder hacerte llegar información de nuevas oportunidades en para el crecimiento de tu empresa. https://bit.ly/cursosdeinnovacioncoparmexjalisco

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