La volatilidad y la incertidumbre permanecen constantes en las perspectivas de la economía global. Los expertos esperan un alza en el desempleo, las tasas de interés y un vaivén en los precios.
La integración comercial que tenemos con otros países nos vuelve muy susceptibles a los acontecimientos que suceden en otras partes del mundo. Esto lo hemos experimentado con los asuntos políticos que marcaron el año pasado, y para este 2017 las cosas no parecen ser diferentes.
Nos enfrentamos a un mundo en donde el comercio internacional se encuentra amenazado con el resurgimiento de políticas proteccionistas. Países que alguna vez fueron precursores del libre comercio han dado marcha atrás a la globalización impulsando políticas contrarias a la integración.
El voto del Reino Unido a favor de la salida de la Unión Europea y los resultados del proceso electoral de Estados Unidos sorprendieron a muchos. En Francia e Italia, la idea de que la integración regional representa una amenaza para la economía también comienza a popularizarse.
Durante los últimos años, nos hemos visto sumergidos en una trampa de bajo crecimiento. La ascendente desigualdad, el estancamiento económico y la incertidumbre que rodea a estas tendencias han contribuido al descontento de las sociedades y han avivado los sentimientos nacionalistas. Ante este escenario, parece ser que 2017 será un año para la reorganización financiera del mundo.
Se espera que las iniciativas del presidente Trump estimulen el crecimiento del PIB mundial, impulsado a través de una mayor demanda de importaciones por parte de Estados Unidos. Sin embargo, el panorama para México se prevé complicado. Las declaraciones del presidente estadounidense han puesto en riesgo el futuro de las relaciones comerciales con nuestro país.
Esta creciente propaganda de políticas aislacionistas atenta contra nuestra integración económica transfronteriza. Con 1400 millones de dólares en mercancías que cruzan la frontera cada día, la economía del país está intrincablemente unida a la de Estados Unidos.
Al respecto, para Israel Macías, catedrático de Economía de la Universidad Panamericana Campus Guadalajara, cualquier cambio que limite la libre movilidad de mercancías e inversiones entre México y Estados Unidos será grave para nuestro país, aunque no hay que dejar de lado lo siguiente:
Analizando los posibles escenarios que se vislumbran para México en 2017 y años posteriores, donde el panorama internacional adverso puede ser una constante, a nuestro país se le presenta una importante oportunidad de fortalecerse.
Para Elia Marum Espinoza, catedrática de economía de la Universidad de Guadalajara, la política económica de Estados Unidos puede ser parteaguas para la consolidación del mercado interno:
Al poner mayores obstáculos a la exportación, los volúmenes de producción quedan disponibles para el mercado nacional. Esta restricción comercial puede contribuir a la diversificación de los mercados, reduciendo la fuerte dependencia con el mercado norteamericano.
Para fortalecer la dinámica económica interna, debemos trabajar en disminuir los problemas económicos y sociales que se viven dentro de nuestro territorio. Los recortes al gasto público, la creciente deuda de los estados y los altos índices de pobreza merman el desarrollo y bienestar económico del país.
La economista y estadista del IIEG,[1] Paulina Contreras, plantea que el Gobierno mexicano debe ocuparse de mejorar su competitividad combatiendo la corrupción y fortaleciendo el Estado de derecho. Además, considera que ante la coyuntura de la presidencia de Trump, el factor laboral juega un papel determinante en el futuro de la economía mexicana:
Hay un riesgo latente de deportaciones masivas que evidentemente necesitarán contar con un empleo. Los Gobiernos estatales tendrán que coordinarse con las empresas para absorber a los repatriados dentro del mercado laboral; de lo contrario, esto se convertirá en una presión importante en materia de tasas de desempleo o informalidad.
Sin duda, este conjunto de factores globales y nacionales desaceleran el crecimiento económico mexicano. Las perspectivas económicas siguen con tendencia a la baja, pero todo dependerá del impacto real que tengan los asuntos políticos. En palabras de Israel Macías: “Nuestra economía crecerá menos en 2017, alrededor del 1%. Apenas la mitad del crecimiento que tuvimos en 2016, dependiendo esto en gran parte del daño que tenga la relación comercial entre México y Estados Unidos.”
Aun con las circunstancias complejas en el plano internacional, diversos especialistas mantienen un pronóstico optimista de crecimiento para Jalisco. Elia Marum es una de ellas: “Existe una expectativa muy alentadora para que la innovación y el emprendimiento en creatividad e intangibles avance sólidamente en Jalisco y sea un amortiguador estatal para la crisis nacional”.
En los últimos años, el estado ha presentado un crecimiento sostenido, resultado del aprovechamiento del potencial que ofrece su diversificada economía: la industria y la construcción registran altos índices de crecimiento, y los sectores agropecuario y de tecnologías de la información presentan avances significativos.
Los buenos resultados en rubros como el de empleo, inversión extranjera y exportaciones han contribuido al desarrollo económico de la entidad e impulsado el bienestar de las familias jaliscienses.
El crecimiento del estado se coloca por arriba de la media nacional, lo que coloca a Jalisco como una región competitiva y atractiva para los inversionistas. Sin embargo, a pesar de estas expectativas, que contrastan con las nacionales, debemos asegurarnos de que las iniciativas sociales faciliten la expansión económica del estado.
En general, para que este panorama pueda ser provechoso para México y Jalisco, resulta importante minimizar los riesgos para la estabilidad financiera a través de finanzas públicas sanas, un Estado de derecho confiable y una inversión pública que estimule la demanda interna e incentive la formalidad. Las estrategias y políticas que se desarrollen deben protegernos con fundamentos económicos sólidos orientados a continuar con los esfuerzos que faciliten la integración económica mundial.
Es necesario que estemos atentos al acontecer político y económico, tanto nacional como internacional, para ir despejando las variables que definirán el camino que tomará nuestra economía este año y que indudablemente impactará a las empresas jaliscienses y del país.
En este 2017, México y Jalisco tienen la oportunidad de capitalizar las coyunturas económicas globales, continuando con los esfuerzos que ya encabezan las cuatro hélices de la sociedad, para posicionarnos como un país más competitivo frente al mundo y que genere mejores condiciones de vida para sus habitantes.