Si bien el resultado de las pasadas elecciones ha generado incertidumbre en los inversionistas y hemos tenido una baja en la paridad cambiaria del peso frente al dólar en las últimas semanas, expertos aseguran que todavía es anticipado predecir el futuro económico del país.

Sin duda en este 2024 se presentan varios desafíos para la economía mexicana, teniendo en cuenta el pasado periodo electoral del 2 de junio en México y los próximos comicios del vecino del norte en noviembre de este mismo año. Pero concentrándonos en temas domésticos ¿qué representa la victoria de Claudia Sheinbaum para las finanzas mexicanas?

Es cierto que todavía restan poco menos de tres meses para el 1o de octubre, fecha en que se dé la sucesión del Ejecutivo Federal en nuestro país, aun así, durante todo este mes se han generado una serie de especulaciones sobre lo que depara al país en los próximos seis años, sobre todo en temas económicos y de inversión extranjera.

Aunque el equipo de la virtual Presidenta se ha mantenido con un discurso de estabilidad en las finanzas públicas, relaciones económicas y con las inversiones extranjeras, comprometiéndose a la incentivación del uso de energías renovables, disciplina fiscal y el aumento de los salarios mínimos, tras el resultado avasallante, el 3 de julio se percibieron los primeros signos de incertidumbre.

La depreciación del peso frente al dólar rozó el 4.3% apenas conocidos los resultados preliminares del pasado proceso electoral, situándose en la primera quincena de junio en el 8%, el peor resultado desde 2016 cuando Donald Trump asumió la presidencia de EE.UU, sin embargo, tal como los analistas apuntan, ese retroceso en el tipo de cambio se veía venir.

Como primeras reacciones ante el triunfo de la doctora Sheinbaum, los mercados vendieron sus activos comerciales, esto más que por la elección de la primera mujer Presidenta, se ha asociado según la voz de expertos como Isabella Cota en su columna para El País, como una consecuencia de la obtención de una mayoría calificada en la Cámara de Diputados, que entre otras cosas abre la puerta a la implementación del llamado “Plan C”.

El “Plan C” propuesto por el actual Presidente, contempla veinte reformas, dieciocho de ellas a nivel constitucional, entre ellas la elección de Jueces, Magistrados y Representantes del INE de manera popular, así como la eliminación de plurinominales y de algunos órganos autónomos, sobre todo en la parte económica, lo cual, por su puesto, a los ojos de empresarios e inversores representa un signo de alarma.

Algunos pronósticos, como los del medio especializado Forbes, desde antes de las elecciones, predicen un crecimiento continuo de la economía del país, auspiciado sobre todo por el creciente nearshoring y la estrecha relación comercial con nuestro vecino del norte, cuyos resultados macroeconómicos han impulsado las exportaciones mexicanas.

Dicho medio calcula un crecimiento del PIB del 2.2% al cierre del 2024 y un resultado del 1.9% en los primeros trimestres del 2025, con un pronóstico de riesgo equilibrado, recogiendo las palabras de Alberto Ramos, jefe de investigación de Goldman Sachs para América Latina.

Aunque las previsiones parecen ser más benévolas, es importante que Claudia Sheinbaum ponga especial atención en el tema fiscal, rubro que pinta retador en comparación al encontrado por su antecesor, sobre todo en soluciones para la eficiencia del gasto y el incremento en la recaudación vía una reforma fiscal, de no suceder lo anterior, se reduce lo atractivo del país para la inversión, lo que inhibe la generación de riqueza y fuentes de empleos. 

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